Columna: Mega. Global. Blockbuster. Billones.
Por Marco Vélez Esquivia
Estas son palabras que vemos en las noticias todos los días. Creadores y empresas en la carrera por convertirse en los más poderosos del negocio, para ser los más grandes. Lo único que importa es ser los Mega, los Globales, los Blockbusters, los Billones. ¿Es esta la única definición de éxito de nuestra industria?
En el lado indie, la carrera hacia la grandeza es igual de intensa. Según cifras del FDC del 2019, tu película tiene un chance del 1% de ser seleccionada para un estímulo de producción para primera película.
Según las propias estadísticas de presentación de Sundance, tu película tiene un chance del 1.6% de ser seleccionada por el festival. En comparación, tienes un 4,6% de posibilidades de ser aceptado en Harvard. Y, sin embargo, todos los cineastas buscamos esa medalla de oro.
Pero ya no basta con estrenarse en el prestigioso festival, ahora todos queremos ser la próxima megaventa como lo fue CODA, que se estrenó en Sundance este año y se vendió a Apple por $25 millones, rompiendo el récord de ventas del año pasado cuando Neon y Hulu compraron Palm Springs por $20 millones.
Si terminas siendo ese unicornio con la megaventa, ¿entonces qué sigue? ¿Es ese logro celebrado y satisfactorio o es solo un trampolín para conseguir el distribuidor que te lleva a las salas más grandes, que te consigue tu próxima película o serie con algún streamer, que te da un presupuesto más grande y así sucesivamente... ¿Cuándo es suficiente?
En el cine independiente, el sacrificio viene en forma de trabajar por poco dinero, hacer malabares con múltiples trabajos para pagar las facturas, sumergirse tanto en el proceso que descuidas a tus amigos y familiares, anteponiendo las necesidades de tu proyecto a las tuyas y no priorizar tu salud física y emocional.
Nos decimos a nosotros mismos que todo esto debe suceder para lograr lo imposible, que tu película sea esa película de la que todos hablan, la que obtenga la gran venta que nos va a llevar a las salas más grandes y al próximo proyecto con más dinero. Nos decimos a nosotros mismos que tenemos que sacrificarlo todo para ganar el oro.
Yo rechazo esa narrativa.
Soy alguien que ha tenido estrenos en muchos festivales alrededor del mundo y he realizado películas y cortometrajes que han tenido tanto éxito crítico como financiero. Desde la perspectiva de cualquier forastero a nuestra industria, tengo bastante éxito.
A pesar de mis logros, parece que nunca puedo deshacerme de la sensación de que no estoy haciendo lo suficiente, de que no estoy lo suficientemente avanzado en mi carrera como “debería” estar. Sin embargo, al comenzar a analizar cómo defino el éxito, me doy cuenta de que la sensación de que tengo que hacer más y ser más es un síntoma de los titulares tipo Mega. Global. Éxito de taquilla. Miles de millones, titulares que nos ponen al frente de nuestra cara todos los días y no un reflejo de mi (nuestro) valor real.
Yo tengo una respuesta sobre cómo defino mi éxito y peleo todos los días con esa definición, pero desde un tiempo para acá empecé a sacrificar las cosas que ya no me funcionan para acércame a lo que realmente importa.
Trabajar gratis, estar disponible para los demás las 24 horas del día, los 7 días de la semana, perderme en mis proyectos donde nada más importa. Es qué hay que “sufrir por el arte.”
Estas son las cosas que estoy dispuesto a sacrificar para permitir más espacio en mi vida para pasar tiempo con las personas que me importan y disfrutar de toda la aventura y la alegría que la vida tiene para ofrecer.
Cuando la película en la que has estado trabajando durante años y años finalmente está terminada, ¿el simple hecho que ya está lista es un éxito o solo lo es si es aceptada por un festival importante?
Si tu película se estrena en un festival importante, ¿es un éxito ya o solo lo es si un distribuidor compra la película? Si un distribuidor compra tu película, ¿es un éxito ya o solo lo es si obtiene una megaventa? Si obtienes esa megaventa, ¿es un éxito ya o solo tiene éxito si comienza a ganar premios? Y esto sigue y sigue y sigue…
A diferencia de los atletas olímpicos cuya carrera culmina con la obtención de la medalla de oro, no existe un marcador claro de éxito en nuestro negocio, ni un podio final en el que pararse. Debido a esto, existe una presión constante para hacer más y ser más. Mega. Global. Blockbuster. Billones. Pero es insostenible y poco saludable vivir con esa mentalidad todos los días.
Te animo a que te unas a mí para tomarte el tiempo para descubrir qué significa el éxito para vos. Como lo están haciendo Naomi Osaka y Simone Biles, es hora de redefinir la grandeza en nuestra industria.